viernes, 11 de diciembre de 2009

EL PICO DUARTE Y YO




Hace más de 10 años que fui al Pico, recuerdo que me quedé sin anillo de graduación de Bachillerato porque me dieron a elegir entre ir al Pico o el anillo, obvio que elegí Pico con la mala suerte de que en aquel entonces  la excursión se canceló y como todavia tenía la edad del pavo, no era cierto que me dejarian ir sola, como años después sucedió.
Cuando se dió la oportunidad de poder ir, ya era mayor de edad y laboralmente activa, por lo que no habían razones para no hacerla, tenía el inconveniente de que trabaja hoteleria y no era fácil que dieran 4 días corridos libres, hablé con mi jefe y le dije que le trabajaria todo el mes de Diciembre librando una vez a la semana y todos los días de fiestas en el horario que el quisiera, sin protestar a lo que accedió (eran grandes las ganas de ir), pues así lo hice, recuerdo que el día que me tocaba ir a Santiago a pagar por la excursión llamé al jefe a la oficina y le dije que dije que seria hombre muerto si luego se retractaba (no en esas palabras) me dijo que le diera con confianza.
Llegó el momento que por siglos esperé, me hice la foto del antes (no alcanzó el rollo fotográfico para el después jajajajaja) y arranqué pa Santiago a mi excursión soñada, más sola que la una pero dispuesta a pasarlo super bien y a cumplir mi deseo.
Llegamos a Manabao, nos juntamos con el resto del grupo que llegó de la Capital, risas, frio, sorpresas, explicaciones, presentaciones.... de todo un chin. Para mí ese fue mi primer campamento, estaba en mis aguas y era un chín surrealista ya que era medio campesina, lo miraba todo con un deleite único.
La caminata empezó al día siguiente, más frio, risas, compañerismo, conversaciones, cantar canciones, esperar a los demás, descansar de a poco, conseguir un palo como soporte el cual me acompañó durante todo el trayecto, merendar, compartir, preguntarle al guía mil veces si faltaba mucho, desear hablar con mis amigos de las experiencias. 
Las noches alrededor de la fogata, el cansancio, el terrible e inmenso frio, las personas tan diferentes a mi con las que compartí, el Valle de Lilís, Aguita Fria, ver la Pelona al lado, el sur y el norte casí vecinos, la misa que se hizo en honor a un ex integrante, los sentimientos mezclados, el orgullo de haber logrado llegar a la cima, todos los colores en los que puede aparecer el lodo, las subidas y bajadas, mi caida al suelo, mi llegada a mi casa con una energia increible.
Alguien dijo que lo mejor de cada uno de nosotros subia al Pico y bajaba a nuestra cotidianidad y sin temor a equivocarme, puedo rectificar que fue así.

En Enero regreso, puede que la experiencia sea la misma y que todos esos bellos recuerdos me jueguen algo en el subcociente, lo que sí puedo afirmar, es que de allá vendrá nuevamente otra persona.