Gigita
Bien reza un refrán que dice
algo parecido a esto: “Cuando no
esperas nada, cualquier cosa puede suceder”.
Y en efecto es así, el
domingo 24 es mi cumple, creí que lo pasaría aquí (más sola que la una) en las
Terrenas donde trabajo pues como me fui varios días libres no tenía cara para
decirle a la jefa que me permitiera faltar dicho día para al menos irme hasta
Sdq a comerme el antojo de Pizza Hutt que hace días tengo y con mucha suerte
reunirme con mi papito o con algún amigo que acudiera a mi llamado, pero ahora
resulta que en lugar de ello, pasaré ese día junto a mi familia maravillosa,
hoy a primera hora de la mañana la jefa me dijo que si quería que me tomara el
domingo libre, no está de más decir que vi el cielo abierto, que escuché un
coro de Ángeles y que agregué con confeti.
Marcho a Pop mañana a medio día,
ya aparté el turno en el salón para hacerme unas mechas rojas, corte de puntas
y arreglo de uñas (sí, cualquiera cree que voy a participar en un certamen de
belleza o que iré a conocer a la reina jeje). Pienso estrenar un vestido
hermoso color blanco hueso, largo, strapple que me regalaron (estará un poco
fuera de lugar, pero es el que quiero llevar) y en el pelo me haré un estilo
que hace siglos quiero llevar, a ver si los cabellos se comportan y se dejan
guiar porque ellos poseen personalidad propia.
El viaje a los Nuevayores fue
mi regalo por adelantado, así que mi poder adquisitivo es casi nulo y no nos
quedó más remedio que hacer un almuerzo familiar en el que todos llevaran o
aportaran algo, no me gustó mucho la idea porque se supone que es mi cumple, no
el de ellos y yo soy la que debo agradarles a ellos, no al revés, pero, es lo
que hay y ni modo.
Y como digo yo, papito Dios
siempre se esmera conmigo y no me queda más que agradecer la bendición de estar
viva, de tener a la gente que tengo conmigo y de estar llena de amor.