viernes, 19 de abril de 2013

UN BUEN DESEO




Gigilandia

Del tiempo en que estuve en casa de mis amigos en Alemania, debo reconocer que había olvidado lo mucho que esos dos se aman e idolatran y estando junto a ellos volví a vivirlo.
Con quien más tiempo pasé fue con el esposo de mi amiga Elena que se llama Kostas (Konstantino) porque Ele tenía que trabajar mientras él tenía vacaciones de semana Santa,  y me deleitaba la manera en la que a él le brillaban los ojos al hablar de ella, la admiraba de los pies a la cabeza, le cambiaba el tono de voz, se emocionaba, era bello verlo tan enamorado y loco por mi amiga tal cual o más que antes. Juntos llevan 20 años y de verdad que se me pone piel de gallina al recordarlos. Me hace gracia un día en que salimos a celebrar el cumple de la hija menor de ambos, pues en la mañana habíamos salido Ele y yo a comprar ropa y ella aprovechó para estrenar ropa nueva, ella no es de andar matadora, pero cuando lo hace mi amiga arrasa y esa noche ella se reunió con nosotros después de trabajar y al hombre casi le da un infarto cuando la vio, pues llevaba un tipo de ropa que no suele llevar y tacones, se puso culeco y todo nervioso, como si fuera la primera cita y en otra ocasión salí con él y fuimos a buscar uno tenis muy caros y coloridos especiales para bailar Zumba, pues ella es instructora de Zumba, que él le había solicitado por Internet y quería darle la sorpresa, cuando llegamos a la casa, esos dos se comieron a besos, al recibir su regalo de parte de él.
Mi Ele no se queda atrás, ama a ese hombre hasta el tuétano y al igual que le pasa a Kostas a ella le brillan los ojos y vive repitiendo que lo ama, aunque a veces la vuelve loca. Estando con ellos fue que me dije que quiero ese tipo de amor, ese que el hombre cuando hable de mí se le iluminen los ojos, que me admire a rabiar y que se ponga loco cuando me vea llegar a su encuentro.
Entiendo que eso se consigue con arduo trabajo, con esfuerzo diario, con amor, paciencia, aceptación, negociación, dedicación y con mucha locura. Entiendo que el encanto personal de cada uno ayuda, pero que también el que el universo ayudó a que cada uno se topara en el camino del otro porque así correspondía.